VIVA †
JESUS
Obra de los Niños
Eucarísticos Adoradores
del
Santísimo Sacramento
El
fin de la Obra: es consolar a Jesús, presente en todos los Tabernáculos y
Hostias consagradas del mundo entero. Sobre todo en aquellos lugares en que
está Sacramentado con menos culto y más abandono.
Patronos
de la Obra: son los tres pastorcitos de Fátima, Lucía Santos, Jacinta Marto, y
sobre todo, Francisco Marto, quien dedicó su corta vida en consolar a Jesús
Sacramentado.
Esta
piadosa iniciativa consiste en hacer una visita diaria a Jesús Sacramentado
rezando la oración que el Ángel de la Paz le pidió a los tres niños de Fátima
en la primavera del año 1916, anticipando las maravillosas apariciones de la Santísima Virgen que tendrían lugar unos meses más tardes:
“Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo, y os pido perdón por los que
no creen, no adoran, no esperan y no os aman”.
“Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infirno,
lleva a todas las almas al Cielo, y socorre especialmente a las más necesitadas
de tu Misericordia”.
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro
profundamente y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de
Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los
ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y por los
méritos infinitos de su santísimo Corazón y por los del Corazón Inmaculado de
María, os pido la conversión de los pobres pecadores”.
La
visita puede ser diaria, solo si es posible, bastando algunos breves minutos,
importando que se haga de corazón y pidiendo a Dios Todopoderoso y Eterno un
gran espíritu de fe y adoración. En caso
contrario, puede hacerse una visita espiritual en el lugar en que cada cual se
encuentre, rezando las oraciones enseñadas en Fátima.
Cada
vez que se pase por alguna Iglesia, hay que persignarse, esto es, hacer la
Señal de la Cruz con mucho respeto y devoción, porque es la señal del cristiano
y que nos identifica como tales, y considerar que Jesús está presente en el
Santísimo Sacramento, vivo y verdadero, pidiéndole todo lo que necesitamos para
nuestra Salvación y Santificación. Muy especialmente, no olvidemos pedir por la
conversión de los pobres pecadores, sobretodo de aquellos católicos que están
muy alejados de cumplir sus deberes religiosos y sacramentales para con la Santa Iglesia.
Pidamos
muy especialmente su pronto Reinado Eucarístico de Amor y Misericordia, en las almas, en
las familias, en las naciones del mundo entero.
Se aconseja encarecidamente unirse cada día a las misas que se celebran en diferentes puntos, en honor del Amor Misericordioso del Corazón de Jesús, a todas sus intenciones y en nombre de todas las criaturas.
Que se unan también con la mayor frecuencia que puedan durante el día a las misas que se celebran en el mundo entero:
350.000 misas cada 24 horas;
4 elevaciones por segundo.
No dejen de aprovecharlas y ofrézcanlas por las intenciones indicadas, cada hora, o cada media hora si quieren, en unión con las almas que tienen esta santa costumbre.
Esta unión a las misas que se celebran podrá hacerse en la siguiente fórmula:
¡Oh Jesús, Sacerdote Hostia, por María, yo me ofrezco en Vos, tengo hambre de Vos, me uno a Vos! Hacednos uno en Vos.
* * *
¡Venid divino Niñito del Pesebre, Crucificado del Calvario, Rey de la
Iglesia, Jesús-Hostia, venid!...
Ángel santo de mi guarda, ayudadme a preparar en mi alma una morada
grata donde Jesús venga a descansar.
¡DIOS
SEA BENDITO!
(Con licencia eclesiástica).